En el mundo de la cosmética natural y la aromaterapia es común escuchar hablar de aceites esenciales y aceites no esenciales (también conocidos como vegetales, portadores o bases). Aunque a simple vista puedan parecer similares, en realidad cumplen funciones muy distintas y se obtienen de maneras diferentes.
Los aceites esenciales son extractos altamente concentrados que se obtienen a partir de flores, hojas, cortezas, semillas o resinas mediante destilación o prensado en frío. Se caracterizan por contener los compuestos aromáticos naturales de la planta, lo que les confiere propiedades únicas en aromaterapia, cosmética y bienestar.
Por otro lado, los aceites no esenciales (aceites vegetales o portadores) se obtienen de semillas, frutos o nueces —como el aceite de oliva, almendra, jojoba o coco— principalmente por presión en frío.
En resumen
Ambos se complementan: mientras los aceites vegetales cuidan y nutren la piel, los aceites esenciales aportan aroma y propiedades específicas. Juntos, crean una sinergia perfecta en la cosmética natural y el cuidado personal.